Consejos esenciales para el cuidado de plantas ornamentales conocidas como Esparragueras, Asparagus spp. Fotos de un representante.
Características generales de las plantas del género Asparagus
Asparagus es un género de plantas de +/- 200 especies de plantas herbáceas y perennes muy cultivado en el mundo con fines ornamentales y comestibles. Se cultiva con fines comerciales principalmente la especie Asparagus officinalis que es incluida en numerosos platos. Las plantas de este género más utilizadas como ornamentales son Asparagus africanus, Asparagus albus, Asparagus setaceus, entre otras.
Raíces, tallos y hojas
La mayoría de estas plantas desarrollan un grueso sistema radicular con raíces adventicias de reserva y otras que absorben la humedad y los nutrientes del sustrato. El número de raíces de reserva es alto en el sustrato. Los tallos brotan específicamente del ápice de los rizomas mencionados anteriormente y se ramifican bastante; existen muchas especies trepadoras que desarrollan largos tallos con esta función. Además, estos son generalmente finos o aplanados ya que en ellos ocurre la fotosíntesis y presentan numerosas espinas. Las hojas son muy reducidas (a escamas generalmente o aciculares). Los tallos fotosintéticos están presentes en forma de cladodios pequeños.
Flores y frutos
Todas las especies del género son dioicas y por tanto existen plantas masculinas y femeninas por separado que son necesarias para la obtención de frutos y semillas. Las flores se caracterizan por disponerse solitarias o en pequeñas inflorescencias en umbela o racimosas. Todas se sostienen por pedicelos conspicuamente articulados, presentar 6 tépalos de color generalmente blanco y 6 estambres con anteras amarronadas filiformes y pronunciados. Las flores en ocasiones hermafroditas, pero con una función sexual inactiva. Son bastante pequeñas, pero en inflorescencias son atractivas. Los frutos son bayas de pequeño tamaño, esferoidales y rojas al madurar.
Consejos para el cultivo de las plantas del género Asparagus
Iluminación:
Estas plantas necesitan desarrollarse en un área con muy buena iluminación para un óptimo crecimiento y floración. Deben cultivarse a semisombra donde no reciban el sol directo durante todo el día. Algunas especies son capaces de tolerar la exposición solar directa, pero son pocas.
Temperatura:
Prefieren crecer en un rango de temperaturas que se encuentre entre los 12ºC-28ºC. No exponerlas nunca a temperaturas inferiores a los 3ºC.
Sustrato:
Emplear para el cultivo de estas plantas un sustrato rico en nutrientes y que permita un rápido drenaje del agua. No emplear sustratos arcillosos, muy alcalinos o muy ácidos.
Frecuencia de riego:
Regar 1-2 veces por semana con abundante agua, pero evitando el encharcamiento del sustrato. Emplear preferiblemente agua de lluvia para no afectar el pH del sustrato. Pulverizar el follaje en horas de la mañana y la tarde para mantener una humedad ambiental elevada.
Plagas y enfermedades:
Afectadas por ácaros, áfidos, larvas de insectos, trips, cochinillas y diversos hongos patógenos. Mantener un buen control fitosanitario para evitar daños severos en las plantas.
Multiplicación:
Generalmente a partir de semillas que generalmente poseen una germinación baja por sus capas gruesas (necesitan escarificarse). Para ello se mantienen las semillas en agua tibia durante el primer día antes de la siembra. Algunas especies son capaces de multiplicarse por esquejes que contengan parte del rizoma.
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